Importante

Se recomienda escuchar la música de la derecha mientras se lee el blog, te ayudará a sentir mejor el aire brasileño, aunque nunca hayas estado allí. De verdad.

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lunes, 28 de junio de 2010

Episodio 1: La LLEGADA

El avión salió con un poco de retraso de Lisboa, y como era un avión con unos 200 pasajeros, que iba lleno y encima mi asiento estaba en la última fila de la cola, pues nos tiramos como un cuarto de hora para salir del avión. Por lo tanto, llegué a la aduana de los últimos. Cuando llego y veo un cuarto grande, como una clase de universidad, llena de peña, me acordé del buen brasileño que me estaba esperando en la puerta para llevarme a la que sería mi casa.
Esperando esperando, me tiraría cosa de una hora, en la que me dio tiempo para muchas cosas:
- Ver cómo el niño trasto del vuelo, pelma y gracioso como el solo, que daba el viaje a todo bicho viviente que se encontrara en su radio de acción, (unos 2 metros), mientras no estaba dormido, (casi todo el viaje), se escapa de sus padres (que tenían prisa porque iban a perder su conexión), le encontraban, huía de ellos, lo cogía un azafato que se lo llevaba y se volvía a escapar.
-Hablar con demás guiris que esperamos en la cola de los extranjeros, que si una es de Luxemburgo y viene con su madre de vacaciones, que si hay un músico que viene de tocar de Siria, que si otras son de Alemania y vienen de intercambio...
Total, que consigo pasar la aduana, después de que el policía muy amablemente me explique que tengo que pasar por la comisaría a hacer no se qué historias de mi visado. Y llego a la zona de coge tu maleta como puedas, porque la cinta corre como el diablo y hay tanta gente como en el Azkena una noche de sábado en navidades. Allí me tiraría otros 45 minutos como poco. Me puse de los nervios, porque veías pasar las mismas maletas una y otra vez hasta la saciedad, y cada 5 veces que veías la misma maleta naranja retractilada alguien decía, "allí viene una nueva". Y haciendo caso de mi padre me dije: "donde fueres, haz lo que vieres" y como los brasileños allí estaban esperando pacientemente, el menda no se movió del sitio. Hasta que veo llegar mi maleta horrible como ella sola embalsamada en celofán cual rollo de kebab saliendo del congelador. Digo ¡Por fín! Esto se acaba, pero veo, que hay un trámite más. La comprobación de que esa es realmente tu maleta, un policía comprueba una serie de cosas y me deja marchar.

Cruzo la puerta y veo cosa de 200 personas que te miran como los aborígenes americanos cuando llega el primer occidental disfrazado de conquistador, me quedo parado en busca de algo que me llame la atención y veo un chico de mi edad que me saluda con un cartel que pone IÑIGO en tamaño DIN A3 por lo menos. Voy hacia él y me saluda a golpe de "Bienvenido a Brasil".

Aquí empieza la historia.

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