Ouro Preto es una pequeña ciudad de Minas Gerais. Tiene unos 80.000 habitantes, de los cuales 15.000 son estudiantes. Imagínatelo. Fue la antigua capital de Minas Gerais y como su propio nombre indica, se hizo famosa por el oro.
El clima en invierno, al contrario de lo que pueda parecer, se parece más al de Euskadi en verano, que al de el resto de Brasil. La orografía también, muchísimas cuestas y calles empinadas.
El sábado visité el cnetro con César y comimos en este restaurante casi tercer mundista, solo había unos 20 platos de primero y otro tanto de segundo. Todo comida minera (típica de la zona). Realmente y ahora fuera cachondeos, creo que una de las mejores comidas que he probado en Brasil. Después de ponernos hasta las botas y pagar 92R$, entre los dos, como 20 euros cada uno, nos fuimos a la fiesta de la que hablo más adelante.
Alrededor de Oruo Preto hay muchas y su universidad, en contínuo crecimiento, además de atraer a cada vez más estudiantes, tiene un curioso sistema de alojamiento, las Repúblicas. Este sistema, lo debieron copiar de la ciudad portuguesa de Coimbra, también conocida por su universidad. El asunto consiste en que cada casa de estudiantes tiene su propio nombre. República tal, república cual... Yo me alojé en Tarja Preta, una república nueva, solo funciona desde el 2006. Cada república, tiene sus normas, pero algo común a todas son sus fiestas. Para organizarlas, se suelen juntar varias, normalmente de un solo sexo e invitan a repúblicas del sexo opuesto. También organizan lo que llaman fiestas sociales, que consiste en lo mismo pero exclusivamente para dos repúblicas, una de hombres y otra de mujeres.
Yo asistí a una de las primeras. Realmente bestial. La entrada eran 15R$, 3 grupos de rock y barra libre de cerveza. A las 15 empieza a llegar la gente y a beber. Al de un rato empieza el concierto. Más tarde todo se nubla. Conclusión, unas 400 personas mucho alcohol y música en unos 600m2. A las 12, todos borrachos a casa, porque se acabó la cerveza fría.
Hoy domingo he vuelto a Belo Horizonte en autobús, disfrutando de unas vistas y paisajes, espléndidos, una pena que no había ni buena luz ni ganas de sacar fotos...
El clima en invierno, al contrario de lo que pueda parecer, se parece más al de Euskadi en verano, que al de el resto de Brasil. La orografía también, muchísimas cuestas y calles empinadas.
El sábado visité el cnetro con César y comimos en este restaurante casi tercer mundista, solo había unos 20 platos de primero y otro tanto de segundo. Todo comida minera (típica de la zona). Realmente y ahora fuera cachondeos, creo que una de las mejores comidas que he probado en Brasil. Después de ponernos hasta las botas y pagar 92R$, entre los dos, como 20 euros cada uno, nos fuimos a la fiesta de la que hablo más adelante.
Alrededor de Oruo Preto hay muchas y su universidad, en contínuo crecimiento, además de atraer a cada vez más estudiantes, tiene un curioso sistema de alojamiento, las Repúblicas. Este sistema, lo debieron copiar de la ciudad portuguesa de Coimbra, también conocida por su universidad. El asunto consiste en que cada casa de estudiantes tiene su propio nombre. República tal, república cual... Yo me alojé en Tarja Preta, una república nueva, solo funciona desde el 2006. Cada república, tiene sus normas, pero algo común a todas son sus fiestas. Para organizarlas, se suelen juntar varias, normalmente de un solo sexo e invitan a repúblicas del sexo opuesto. También organizan lo que llaman fiestas sociales, que consiste en lo mismo pero exclusivamente para dos repúblicas, una de hombres y otra de mujeres.
Yo asistí a una de las primeras. Realmente bestial. La entrada eran 15R$, 3 grupos de rock y barra libre de cerveza. A las 15 empieza a llegar la gente y a beber. Al de un rato empieza el concierto. Más tarde todo se nubla. Conclusión, unas 400 personas mucho alcohol y música en unos 600m2. A las 12, todos borrachos a casa, porque se acabó la cerveza fría.
Hoy domingo he vuelto a Belo Horizonte en autobús, disfrutando de unas vistas y paisajes, espléndidos, una pena que no había ni buena luz ni ganas de sacar fotos...
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