El último fin de semana de agosto, me fui a Río
de Janeiro, aprovechando que dos amigos mexicanos iban también.
de Janeiro, aprovechando que dos amigos mexicanos iban también.
Salí el viernes de trabajar, tras un partido de fútbol con mis compañeros de trabajo y la correspondiente ducha, me monté en el autobús, me esperaban 6 horas de viaje y me temía lo peor. Porque unos amigos me habían contado horrores de los viajes con la compañía "cometa", que no me terminaron de echar para atrás, porque yo mismo viajé con esa compañía. Desde luego cuando bajé al andén y vi el autobús en el que iba a viajar, desconfié. Fue mejor cuando me senté en la "cadera". Más que un asiento era una butaca reclinable hasta quedarte casi tumbado, lo que mejoraba sustancialmente el viaje. Además podías abrir la ventanilla!
Este era el autobús convencional y era comodísimo, así que no me quiero ni imaginar el executivo o el de primera clase...
A las 5:45 llegué a mi destino, sudado, cansado y con ganas de hacer cosas. Así que salí de la rodoviaria a buscar el autobús que me llevaría al hostal donde me alojaría el fin de semana. Lo que en principio iba a ser un autobús hasta Ipanema se convirtió en dos, pero llegué a eso de las 7. Como todo el mundo estaba dormido me fui a la famosa praya de Ipanema y saqué esta foto a las 7:33 de una mañana de un nuboso sábado.
Tras sacar una foto a los curiosos semáforos, con el monigote verde andando abajo pero con una mano roja de tate quieto que te meto arriba me fui a desayunar al hostal.
Ese día lo pasamos en la playa de Ipanema, la playa famosa más chic. Y es que muchas veces si te fijas en los coches que pasan parece que estás en Europa. Al contrario que en el resto de Brasil, puedes ver Mercedes-Benz y BMWs cada 5 minutos. Lo que indica el nivel adquisitivo de la gente que anda por allí. Así que nosotros éramos como los indigentes de la zona...
Como todo el mundo nos hablaba que había que ir al puesto 9, allí que fuimos y efectivamente, merecía la pena, playa, sol, caipirinha y mininas bonitas.
Tras hacer mucho el tonto y descansar del viaje en la playa nos encontrarnos con unos amigos de Belo Horizonte que también habían viajado a Río ese fin de semana, cenamos y nos fuimos de fiesta a Lapa. Barrio que parecía ser bastante antiguo, algo así como el centro histórico, aunque a decir verdad quedaban pocos o ningún vestigio de sus primeros pobladores...
El domingo a la mañana, visité el Pao do Açucar, ese increíble peñasco en el mar que todo turista que se acerque a Río de Janeiro debe visitar.
Cuando me acerqué al telesférico en el que subes, vi esa cabina que parecía haber salido de la serie V que podéis ver en la foto de color sepia de la izquierda, en la que cabe mucha gente.
Tras pagar los 44R$ correspondientes y esperar la cola me subí el en cachibache hasta el primer punto. Desde ahí hay que tomar otro para subir hasta el punto más alto del Pan de Azúcar.
Desde arriba te puedes imaginar las vistas: espectaculares.
Este era el autobús convencional y era comodísimo, así que no me quiero ni imaginar el executivo o el de primera clase...
A las 5:45 llegué a mi destino, sudado, cansado y con ganas de hacer cosas. Así que salí de la rodoviaria a buscar el autobús que me llevaría al hostal donde me alojaría el fin de semana. Lo que en principio iba a ser un autobús hasta Ipanema se convirtió en dos, pero llegué a eso de las 7. Como todo el mundo estaba dormido me fui a la famosa praya de Ipanema y saqué esta foto a las 7:33 de una mañana de un nuboso sábado.
Tras sacar una foto a los curiosos semáforos, con el monigote verde andando abajo pero con una mano roja de tate quieto que te meto arriba me fui a desayunar al hostal.
Ese día lo pasamos en la playa de Ipanema, la playa famosa más chic. Y es que muchas veces si te fijas en los coches que pasan parece que estás en Europa. Al contrario que en el resto de Brasil, puedes ver Mercedes-Benz y BMWs cada 5 minutos. Lo que indica el nivel adquisitivo de la gente que anda por allí. Así que nosotros éramos como los indigentes de la zona...
Como todo el mundo nos hablaba que había que ir al puesto 9, allí que fuimos y efectivamente, merecía la pena, playa, sol, caipirinha y mininas bonitas.
Tras hacer mucho el tonto y descansar del viaje en la playa nos encontrarnos con unos amigos de Belo Horizonte que también habían viajado a Río ese fin de semana, cenamos y nos fuimos de fiesta a Lapa. Barrio que parecía ser bastante antiguo, algo así como el centro histórico, aunque a decir verdad quedaban pocos o ningún vestigio de sus primeros pobladores...
El domingo a la mañana, visité el Pao do Açucar, ese increíble peñasco en el mar que todo turista que se acerque a Río de Janeiro debe visitar.
Cuando me acerqué al telesférico en el que subes, vi esa cabina que parecía haber salido de la serie V que podéis ver en la foto de color sepia de la izquierda, en la que cabe mucha gente.
Tras pagar los 44R$ correspondientes y esperar la cola me subí el en cachibache hasta el primer punto. Desde ahí hay que tomar otro para subir hasta el punto más alto del Pan de Azúcar.
Desde arriba te puedes imaginar las vistas: espectaculares.
No hay comentarios:
Publicar un comentario