Importante

Se recomienda escuchar la música de la derecha mientras se lee el blog, te ayudará a sentir mejor el aire brasileño, aunque nunca hayas estado allí. De verdad.

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sábado, 11 de septiembre de 2010

Viaje a Río de Janeiro

El último fin de semana de agosto, me fui a Río
de Janeiro, aprovechando que dos amigos mexicanos iban también.

Salí el viernes de trabajar, tras un partido de fútbol con mis compañeros de trabajo y la correspondiente ducha, me monté en el autobús, me esperaban 6 horas de viaje y me temía lo peor. Porque unos amigos me habían contado horrores de los viajes con la compañía "cometa", que no me terminaron de echar para atrás, porque yo mismo viajé con esa compañía. Desde luego cuando bajé al andén y vi el autobús en el que iba a viajar, desconfié. Fue mejor cuando me senté en la "cadera". Más que un asiento era una butaca reclinable hasta quedarte casi tumbado, lo que mejoraba sustancialmente el viaje. Además podías abrir la ventanilla!
Este era el autobús convencional y era comodísimo, así que no me quiero ni imaginar el executivo o el de primera clase...

A las 5:45 llegué a mi destino, sudado, cansado y con ganas de hacer cosas. Así que salí de la rodoviaria a buscar el autobús que me llevaría al hostal donde me alojaría el fin de semana. Lo que en principio iba a ser un autobús hasta Ipanema se convirtió en dos, pero llegué a eso de las 7. Como todo el mundo estaba dormido me fui a la famosa praya de Ipanema y saqué esta foto a las 7:33 de una mañana de un nuboso sábado.

Tras sacar una foto a los curiosos semáforos, con el monigote verde andando abajo pero con una mano roja de tate quieto que te meto arriba me fui a desayunar al hostal.

Ese día lo pasamos en la playa de Ipanema, la playa famosa más chic. Y es que muchas veces si te fijas en los coches que pasan parece que estás en Europa. Al contrario que en el resto de Brasil, puedes ver Mercedes-Benz y BMWs cada 5 minutos. Lo que indica el nivel adquisitivo de la gente que anda por allí. Así que nosotros éramos como los indigentes de la zona...
Como todo el mundo nos hablaba que había que ir al puesto 9, allí que fuimos y efectivamente, merecía la pena, playa, sol, caipirinha y mininas bonitas.
Tras hacer mucho el tonto y descansar del viaje en la playa nos encontrarnos con unos amigos de Belo Horizonte que también habían viajado a Río ese fin de semana, cenamos y nos fuimos de fiesta a Lapa. Barrio que parecía ser bastante antiguo, algo así como el centro histórico, aunque a decir verdad quedaban pocos o ningún vestigio de sus primeros pobladores...


El domingo a la mañana, visité el Pao do Açucar, ese increíble peñasco en el mar que todo turista que se acerque a Río de Janeiro debe visitar.

Cuando me acerqué al telesférico en el que subes, vi esa cabina que parecía haber salido de la serie V que podéis ver en la foto de color sepia de la izquierda, en la que cabe mucha gente.
Tras pagar los 44R$ correspondientes y esperar la cola me subí el en cachibache hasta el primer punto. Desde ahí hay que tomar otro para subir hasta el punto más alto del Pan de Azúcar.
Desde arriba te puedes imaginar las vistas: espectaculares.

Vistas desde el primer punto del telesférico del Pan de Azúcar.

Vistas desde el punto alto del telesférico del Pan de Azúcar.

El Cristo Corcovado.
Pao do Açucar.

Esa misma tarde, después de comer nos perdimos por la playa de Copacabana. A disfrutar de las caipirnhas en las playas cariocas, TODO UN INVENTO.

lunes, 6 de septiembre de 2010

Aquí llega el final

Hoy sale mi vuelo de vuelta a Europa.
Esto fue una experiencia increíble y aunque mi viaje termina aquí, todavía me quedan muchas anecdotas que contar, que intentaré escribir desde mi casa.
Un saludo.

viernes, 3 de septiembre de 2010

Caipirinha!

Buenas tardes.
Tras mucho tiempo sin escribir, esta semana terminé mi trabajo, así que ahora me queda un fin de semana de vacaciones. Y antes de volver, debía de hablar de esa magnífica bebida llamada, ¡CAIPIRINHA!

Es una bebida que la primera vez que la bebes decepciona. Tras oir hablar tantas veces de ella te esperas algo bueno, pero la primera vez no le gusta a nadie (creo), y al final te encanta.

Voy a intentar explicar cómo hacer una caipirnha.
Aunque parezca mentira, no lleva ningún tipo de refresco y es realmente barata.
Para hacer una buena cantidad de ellas necesitarás:
-1 botella de cachaça, a partir de 6R$.
- Un montón de lima o limón verde (cerca de medio kilo) 2R$.
- Azúcar 3R$.
-1 Saco de hielo 5R$.

Conclusión, por unos 15R$ puedes hacer un montón de caipirinhas.

Ahora viene el cómo fazer:
Cortas los limones por la mitad, quitas lo que sería el corazón de la manzana, pero en la lima. (A mí me parece una tontería, pero los brasileiros le dan mucha importancia, ellos dicen que esa cosilla blanca es la culpable de la acidez de la lima). Cortas los limones en cachos pequeños, tamaño entre una y dos uñas.
Pones la lima en un recipiente donde puedas estrujarla. El tema consiste en aplastarla con algo de madera, para que escupa el juguillo.
Pones el hielo, con los limones y su jugo, con un poco de cachaça en una coctelera (al poder ser) y lo mezclas todo bien.
Lo sirves en un vaso con pajita, al poder ser con samba de fondo, y toooma caipirinha!

NOTA: Jamás poner la cachaça en la nevera ni congelador. JAMÁS!

sábado, 21 de agosto de 2010

Funky brasilero

Lo que se conoce en Brasil como funk, es una degeneración de lo que en el resto del mundo se conoce como funk. Es algo más parecido al reggaeton que al auténtico funky.
La música es una aberración, pero el baile es lo más parecido al porno que he visto nunca.
Y las letras, aunque no las entendía del todo, eran como una narración de una película porno.

Tuve la oportunidad de verlo en una ocasión. Estaba en una discoteca, viendo unos conciertos de samba y pagodi, pero entre concierto y concierto ponían esta música y lo más increíble era que más o menos la mitad del público femenino, bailaba. Lo peor, era que bailaban como en este vídeo que dejo aquí abajo. Los hombres bailaban más tranquilos, pero del estilo también...

Como se que va a haber gente que no se lo crea, aquí puedes ver algo parecido, para que te hagas a la idea.

domingo, 15 de agosto de 2010

Ouro Preto

Este fin de semana me fui a Ouro Preto, a visitar a un amigo. Por cierto, gracias Cesar por acogerme tan bien en tu casa.
Ouro Preto es una pequeña ciudad de Minas Gerais. Tiene unos 80.000 habitantes, de los cuales 15.000 son estudiantes. Imagínatelo. Fue la antigua capital de Minas Gerais y como su propio nombre indica, se hizo famosa por el oro.
El clima en invierno, al contrario de lo que pueda parecer, se parece más al de Euskadi en verano, que al de el resto de Brasil. La orografía también, muchísimas cuestas y calles empinadas.

El sábado visité el cnetro con César y comimos en este restaurante casi tercer mundista, solo había unos 20 platos de primero y otro tanto de segundo. Todo comida minera (típica de la zona). Realmente y ahora fuera cachondeos, creo que una de las mejores comidas que he probado en Brasil. Después de ponernos hasta las botas y pagar 92R$, entre los dos, como 20 euros cada uno, nos fuimos a la fiesta de la que hablo más adelante.


Alrededor de Oruo Preto hay muchas y su universidad, en contínuo crecimiento, además de atraer a cada vez más estudiantes, tiene un curioso sistema de alojamiento, las Repúblicas. Este sistema, lo debieron copiar de la ciudad portuguesa de Coimbra, también conocida por su universidad. El asunto consiste en que cada casa de estudiantes tiene su propio nombre. República tal, república cual... Yo me alojé en Tarja Preta, una república nueva, solo funciona desde el 2006. Cada república, tiene sus normas, pero algo común a todas son sus fiestas. Para organizarlas, se suelen juntar varias, normalmente de un solo sexo e invitan a repúblicas del sexo opuesto. También organizan lo que llaman fiestas sociales, que consiste en lo mismo pero exclusivamente para dos repúblicas, una de hombres y otra de mujeres.
Yo asistí a una de las primeras. Realmente bestial. La entrada eran 15R$, 3 grupos de rock y barra libre de cerveza. A las 15 empieza a llegar la gente y a beber. Al de un rato empieza el concierto. Más tarde todo se nubla. Conclusión, unas 400 personas mucho alcohol y música en unos 600m2. A las 12, todos borrachos a casa, porque se acabó la cerveza fría.

Hoy domingo he vuelto a Belo Horizonte en autobús, disfrutando de unas vistas y paisajes, espléndidos, una pena que no había ni buena luz ni ganas de sacar fotos...

lunes, 9 de agosto de 2010

Serra

Tras visitar el parque das Mangabeiras y ver que uno de los picos de la Serra era accesible a pie, conseguí subir hasta allí con la ayuda de un amigo y buen compañero de trabajo, gracias Thiago.
Las vistas eran impresionantes, fue una pena que el día estuviera nublado...


domingo, 8 de agosto de 2010

Onibus y brasileiras

Viajar en ônibus parece lo más normal, pero a veces termina siendo de todo menos normal.
Cada día cojo una media de 4 autobuses, así que me da tiempo para ver muchas cosas, 50 minutos al trabajo ida, más otro tanto a la vuelta, si no hago planes a la tarde.
A lo largo de este mes y medio he visto muchas cosas, pero este fin de semana he visto muchas cosas raras.
Ayer, el autobus casi era asaltado por hordas de zombies que caminaban por las calles de Belo Horizonte y hoy tres niñas, de 13, 14 y 15 años han intentado ligar con nosotros (un mexicano y yo). La verdad es que no terminábamos de creernoslo, pero una brasileira de 23 años nos ha confirmado nuestras sospechas...
La verdad es que aquí todo el mundo se sorprende al oir hablar en otros idiomas, pero sobre todo al oir hablar castellano. Hay una cierta curiosidad, porque Belo Horizonte no es una ciudad turística y es totalmente desconocida fuera de Brasil. Así que los extranjeros somos bichos raros. Lo que implica que seamos algo exótico y que las mujeres se acerquen más que a los propios brasileños, lo que no gusta mucho a éstos últimos.
En una ocasión conocí al hermano y al padre de un compañero de trabajo. El hermano, habló conmigo en castellano durante un rato, mientras su padre me observaba atónito. Al siguiente día de trabajo, mi compañero me lo explicó, era la primera vez que su padre conocía y hablaba con un extranjero.

viernes, 30 de julio de 2010

Desde mi ventana

Aunque hoy no había muy buena luz, quería enseñaros las vistas desde mi habitación...

domingo, 25 de julio de 2010

Parque das Mangabeiras

Hoy he ido de excursión, con más gringos a este parque. Es muy bonito, está encima de la praça del Papa y tiene unas vistas espectaculares.
Para mi desgracia, había una luz bastante mala al principio y para cuando ha mejorado, me he quedado sin batería...

Belo Horizonte.

La Serra.

Flora local.

Fauna en el parque das Mangabeiras

Hoy, de visita en el parque das Mangabeiras, he descubierto dos nuevos animales para mí. Esta especie de oso hormiguero, muy curiosón y ágil, y el otro bicho, parecido a un pavo, pero con el movimiento funky de una paloma.


Tamandua.
Más información pinchando aquí.


domingo, 18 de julio de 2010

Amanecer

El otro día, me levanté como cada día a las 5:30 de la mañana para ir al trabajo.
Como estaba bastante dormido, decidí salir a la terraza a que me diera un poco el aire freco a ver si me despejaba un poco.
Me encontré con este amanecer que no pude dejar pasar.

miércoles, 14 de julio de 2010

Fauna

Aquí iré enseñando los diferentes animales, nuevos para mí, que vaya descubriendo, pero sobre todo, que vaya pudiendo fotografíar.

14 de julio del 2010:
Hoy cuando comía en una terraza en el barrio de Anchieta, un curioso pájaro se ha apoyado en una silla de la mesa de al lado. Miraba fíjamente una patata frita que había en el suelo. Estaba demasiado cerca de mí. Así que le acerqué la patata frita y volví a mi sitio. Me quedé mirándole mientras terminaba mi comida. El bicho emitió un graznido, más propio del tamaño de un buitre que del pajarillo ese, esperando creo que la patata se moviera o hiciera algo. Como esta evidentemente no se movía se abalanzó a por ella como a velocidad de vértigo.

Bombre desconocido, de momento.

10 de julio del 2010:
De visita por Pampulha descubro estos curiosos mamíferos del tamaño de una oveja y tranquilos como ellos solos.
Más información sobre ellos pinchando aquí.

Capibaras.

Capibara.

martes, 13 de julio de 2010

Concierto de Jazz brasileiro

Hoy, después del trabajo, me he ido a un concierto de Jazz. Era el cuarteto de un guitarrista de 21 años, de Minas Gerais, dónde está Belo Horizonte, donde vivo. Aunque esto suene a provincia, este estado tiene una superfície similar a la de Francia, unos 84.000 km2 más que España.

Pues bien, el concierto era en el teatro de la biblioteca de la praça Liberdade. El auditorio dónde era el concierto estaba bien, pero lo que más me llamó la atención sobre todo fue el precio 2 R$ como 0,95 euros y la actitud de la gente. Me explico, la gente en los conciertos de jazz suele estar callada y un poco con cara de poker. Pues aquí todo el mundo miraba al escenario con una sonrisilla y en cuanto alguien hacía el más mínimo amago de aplaudir todo el mundo le seguía. Pese a haber unas 100 personas viéndolo, los músicos hablaban entre ellos y el público con los primeros sin barreras.
La música, pese a ser jazz tenía un claro toque de samba y la influencia brasileña era inegable.

Conclusión, sácala tú mism@:
  • Estupendo concierto de jazz junto a una plaza preciosa: 2R$;
  • Billete de ida y vuelta de autobús al centro: 4,6R$.

sábado, 10 de julio de 2010

Primer día de turismo

Hoy, sábado, me he levantado menos pronto que entre semana, no por gusto, sino porque en la habitación entra mucha luz.
Hemos decidido ir al centro, a comprar un par de cosillas y hacer un poco de turismo.
Tras hacer los recados hemos parado a comer cerca de la plaza Sete, de setembro, en un lugar como éste, en el que los cutres de ellos en vez de tener música, tenían a un grupo de músicos, lo que hay que ver... La comida, magnífica, la factura, no tanto, 24,5 R$, que vienen a ser unos 10 euros. Es lo que tiene el buffet al peso. Coges todo lo que quieras, te lo pesan, coges la bebida y pagas. Todo un gran invento...
Finalmente no me parece caro, buena comida, en un lugar bonito y con música en directo....


Tras la estresantísima comida, hemos decidido ir a Pampulha. Un barrio diseñado por Oscar Nienmeyer, al norte de la ciudad. Un barrio, con lago artificial, zoológico, parque ecológico y hasta una iglesia diseñada por él mismo.

Tras pasear junto al lago descubro una nueva especie de animales para mí, lo que en Colombia se conoce como chigüiros, alias Hydrochoerus hydrochaeris, que al parecer aquí se conocen como Capivara.


De vuelta, esperamos el onibus en el mismo barrio de Pampulha, que pese a ser uno de los barrios de los ricos, se ven auténticas mansiones, sigue habiendo los característicos postes de electricidad de toda sudamérica.

Terminamos cogiendo el onibus de vuelta, que al ser el de los barrios ricos tiene hasta televisión, al más puro estilo metro de Madrid. Nos bajamos en el centro, para coger el onibus que nos lleve a nuestro barrio y tomo una foto de la famosa plaza 7 de septiembre, antes de subir en él.


Para ver más fotos de este día, pincha aquí.

miércoles, 7 de julio de 2010

Tunning brasileiro (actualizado el lunes 12 de julio del 2010)

Los brasileños, porque las brasileñas no tanto, tienen una gran afición por el tunning. Pero creo que el tunning debería incorporar una nueva categoría dentro de sí. El tunning brasileiro.
Aquí se lleva llevar los coches bajados, hasta el extremo. Aunque cada 100 metros golpees con los bajos contra el pavimento. Así mola más, y si salen chispas ya no veas...
Pero lo que llevo varios días viendo, que al principio pensaba que era un solo coche visto varias veces, pero que más tarde descubrí que era más de uno, porque cambiaba de modelo, tamaño y color de coche... Y es que aquí, si quieres poner dos bafles de 15" cada uno y no puedes, porque no tienes un coche suficientemente grande o el dinero necesario para acoplarlos en el interior, ellos tiene una solución:
  1. Te construyes una caja, tipo bafle, con los altavoces que tú quieras.
  2. Consigues una baca compatible con tu coche.
  3. Colocas los bafles en la baca del coche.
De esta manera podrás ir presumiendo de tu poca cultura musical y llamar la atención atronando a todos los vecinos.

Aunque esto parezca de cachondeo y poco real, todos los días veo al menos dos coches con este nuevo sistema de "sonido".

Tras una larga espera de una semana cámara en mano casi hasta para ir a la ducha, he conseguido una prueba de ese tercer punto de todo tunnero brasileiro.

Ya se que la foto es mala y encima está movida, pero sacar una foto en marcha desde un coche con los cristales tintados cuando está apunto de anochecer no es precisamente fácil...

P.D.: Este fin de semana he podido comprobar, que los tunneros en vez de irse al polígono o a la puerta de una dicoteque a petarla con su coche reshulón, aquíse van a una gasolinera a fardar de carro y petarle los odios al vecindario...

sábado, 3 de julio de 2010

Episodio 3: Empieza la vida brasileña

Lunes, me despierto a eso de las 7. Aquí amanece super pronto, pero en cuanto amanece el sol pega con mala ostia. Como no hay persiana hay mucha luz en la habitación. Me levanto y charlo con mi compañero de piso. Pruebo el café brasileño, fuerte y ardiente. Es muy rico, pero si lo pruebas, asegúrate de que no le hayan echado ya azúcar. Los brasileños consumen ingentes cantidades de azúcar.
Desayuno pan con tomate, parece ser una cosa muy típica aquí, una rebanada de pan, una capa de tomate de ensalada, queso barato en lonchas (tranchettes no) y otra rebanada de pan. Todo ello a la sandwichera y a comer. Simple pero gostoso.

Pruebo a tomar un onibus y descubro el estupendo sistema de transporte de Belo Horizonte, muchos autobuses, todos ellos de locura, suenan que parece que van a despegar. Según entras descubres que el vehículo está dividido en 2 zonas. Una primera solo para personas mayores, discapacitad@s y trabajador@s del sistema público de transportes. Al final de esta primera zona hay un trabajador con una ruleta por la que has de pasar tras pagarle la cantidad que corresponda. El problema es que la ruleta está justita de espacio y si vas cargado se convierte en un problema. Pero el verdadero problema llega cuando el onibus echa andar, nada más cerrar las puertas, ya que parece ser que en las autoescuelas brasileiras no enseñan a conducir manteniéndo la velocidad o el carril. Me explico, continúamente el vehículo tiene aceleración, ya sea positiva o negativa, pero no pueden estar sin pisar uno de los 2 pedales, freno o acelerador. Y los giros, por supuesto, bruscos. Con lo que pagar se convierte en una odisea.
Pero también descubro el ingenio brasileiro, simple pero eficaz. Los autobuses, que siempre van llenos hasta los topes, además de los típicos botos de petición de parada, tienen una bonita cuerda por encima de las barras a las que te puedes agarrar. Si tiras de esa cuerda, también pitará y el conductor parará en el siguiente apeadero.

martes, 29 de junio de 2010

Episodio 2: Primera noche.

El domingo, el brasileño que amablemente vino a buscarme con su novia al aeropuerto me lleva en su coche hasta la que iba a ser mi casa, me ayuda con el equipaje y me presenta al propietario de la casa. Un chico muy majo, de 25 años con el que compartiré piso. Nada más dejar el equipaje y enseñarme la que iba a ser mi habitación, me dice que él va a ir a ver una obra de teatro en la que actúa una amiga suya, de Rio de Janeiro y me dice que a ver si me apetece. Me comenta que unos amigos suyos van a venir a buscarle y que vaya con ellos, que estará divertido.
Ni corto ni perezoso, acepto. Me lavo un poco y me dispongo a marchar con él, que habla bastante bien castellano. Lo que no me acordé en ese momento, que serían como las 19 en Belo Horizonte y las 22 en Bilbao, es que en ese momento estaba bajo el efecto de la cafeína de los múltiples cafés que me había ido tomando en los sucesivos vuelos que había cogido a lo largo del día, cafés que no eran todos los que me habían ofrecido ni mucho menos, pero que eran bastantes para mí.
Vienen a buscarnos una pareja en lo que aquí es un Mitsubishi Pajero, un mini Montero, más parecido a un Suzuki Vitara que al Pajero europeo. Muy majos, me preguntan nombre y procedencia mientras se presentan ellos también. A medida que vamos recorriendo la ciudad termino de entender por qué hay tantos todo terrenos, y es que las calles principales gozan de un asfalto malísimo, pero las no principales, están empedradas, que no adoquinadas. Es decir, en vez de poner piedras más o menos lisas para que los vehículos puedan circular, son cantos puestos a mala ostia, con una colección de baches que ya los quisiera el París Dakar. El resto del viaje se resume en conversaciones de las que no me entero, disfrutar del paisaje nocturno por la ventanilla y varios sustos, porque nosotros nos quejamos de los conductores portugueses, pero es porque no conocemos a los brasileños. No es que conduzcan mal, al contrario, son unos máquinas al volante, porque con la cantidad de pifias que hacen continuamente los de alrededor, realmente has de ser un hacha para no sufrir ni tú ni tu coche algún percance. De camino al teatro, bajando una de las infinitas cuestas que tiene la ciudad, me dejan ver de dónde viene el nombre de Belo Horizonte, y es que hay unas vistas increíbles en cuanto subes a uno de los muchos altos que hay en cualquier lugar. De foto, una pena no tener la cámara.
Cuando llegamos al teatro, me doy cuenta de que no tengo un puto duro. Claro, tengo algunos euros, pero ¿de qué me sirven? Mi compañero de piso me dice que no me preocupe, que me lo presta él. Me preguntan a ver si tengo tarjeta de estudiante y me digo a mí mismo, ¡YA! Como que va a servir de algo, ¡no sirve ni en España! Pues pese a mí escepticismo, la tarjeta de estudiante de la EHU/UPV sí sirve en Brasil. ¡Tocate los cojones!
Entramos y nos sentamos en un local pequeño pero muy bien preparado para el teatro. Se suceden una serie de pequeñas obras inteligibles para mí, y como más tarde descubriré también la de los autóctonos. Eran una locura detrás de otra pero bastante divertidas. Entre una obra y otra miro qué es lo que me han dado con la entrada, es un sobre con varios cromos, tipo los de fútbol que todo niño que se preciara tenía que coleccionar en su juventud. Alucinado descubro que todo el mundo tiene el álbum correspondiente para pegarlos. Consigo uno y hago lo que el resto.
Termina la obra y mientras espero a que los amigos de mi compañero de piso charlen, me empiezo a fijar en la gente. Y es que Brasil, o por lo menos Belo Horizonte, tiene una población de lo más fusionada. Hay brasileños de todas las razas y colores, desde la típica rubia de ojos azules, hasta el típico negro enorme y cachas, pasando por indios americanos y todas las combinaciones posibles que se te puedan pasar por la cabeza. Creo que esa es la razón de por qué las jóvenes brasileñas son tan guapas. Y es que no se qué pasa, porque las jóvenes son muy guapas, pero en cuanto pasan de los 30 parecen metamorfosearse...
Se terminan las conversaciones y nos vamos a cenar a una pizzería. Allí empiezo a degustar la comida brasileña y su maravillosa manera de mezclar la fruta con lo salado. Mi estómago deja de darme la murga, que llevaba un rato pidiéndome comida. Hablo como puedo con los comensales, y empiezo a fijarme en los maravillosos postes eléctricos que hay en todas las calles, plagados de cables que serían la pesadilla de cualquier chispas. Una vez lleno el estómago noto como mis párpados empiezan a intentar cerrarse. Entonces es cuando empiezo a entender el significado de cambio horario, ya que son cerca de las 12 de la noche en Belo Horizonte, las 5 del lunes en la península ibérica y yo me había levantado a las 4:15 del domingo. Me entra la modorra propia de no haber descansado en 24 horas y la ausencia de cafeína en el organismo. El fresco nocturno del invierno brasileño me ayuda a no golpear con la cabeza la mesa y agradezco cuando llega la vuelta a casa.
Cojo mi cama con ganas y mañana será otro día.

lunes, 28 de junio de 2010

Episodio 1: La LLEGADA

El avión salió con un poco de retraso de Lisboa, y como era un avión con unos 200 pasajeros, que iba lleno y encima mi asiento estaba en la última fila de la cola, pues nos tiramos como un cuarto de hora para salir del avión. Por lo tanto, llegué a la aduana de los últimos. Cuando llego y veo un cuarto grande, como una clase de universidad, llena de peña, me acordé del buen brasileño que me estaba esperando en la puerta para llevarme a la que sería mi casa.
Esperando esperando, me tiraría cosa de una hora, en la que me dio tiempo para muchas cosas:
- Ver cómo el niño trasto del vuelo, pelma y gracioso como el solo, que daba el viaje a todo bicho viviente que se encontrara en su radio de acción, (unos 2 metros), mientras no estaba dormido, (casi todo el viaje), se escapa de sus padres (que tenían prisa porque iban a perder su conexión), le encontraban, huía de ellos, lo cogía un azafato que se lo llevaba y se volvía a escapar.
-Hablar con demás guiris que esperamos en la cola de los extranjeros, que si una es de Luxemburgo y viene con su madre de vacaciones, que si hay un músico que viene de tocar de Siria, que si otras son de Alemania y vienen de intercambio...
Total, que consigo pasar la aduana, después de que el policía muy amablemente me explique que tengo que pasar por la comisaría a hacer no se qué historias de mi visado. Y llego a la zona de coge tu maleta como puedas, porque la cinta corre como el diablo y hay tanta gente como en el Azkena una noche de sábado en navidades. Allí me tiraría otros 45 minutos como poco. Me puse de los nervios, porque veías pasar las mismas maletas una y otra vez hasta la saciedad, y cada 5 veces que veías la misma maleta naranja retractilada alguien decía, "allí viene una nueva". Y haciendo caso de mi padre me dije: "donde fueres, haz lo que vieres" y como los brasileños allí estaban esperando pacientemente, el menda no se movió del sitio. Hasta que veo llegar mi maleta horrible como ella sola embalsamada en celofán cual rollo de kebab saliendo del congelador. Digo ¡Por fín! Esto se acaba, pero veo, que hay un trámite más. La comprobación de que esa es realmente tu maleta, un policía comprueba una serie de cosas y me deja marchar.

Cruzo la puerta y veo cosa de 200 personas que te miran como los aborígenes americanos cuando llega el primer occidental disfrazado de conquistador, me quedo parado en busca de algo que me llame la atención y veo un chico de mi edad que me saluda con un cartel que pone IÑIGO en tamaño DIN A3 por lo menos. Voy hacia él y me saluda a golpe de "Bienvenido a Brasil".

Aquí empieza la historia.